Hace más de 50 millones de años existió en Pakistán un curioso mamífero  que presumiblemente habitaba en orillas de ríos y lagos. Este mamífero tenía aspecto de perro grande y alargado, con cola gruesa y pezuñas. Se trata del pakiceto, que literalmente significa ballena de Pakistán.

 

 

Esto nos da ciertas pistas acerca del tema sobre el que vamos a tratar, la evolución de los cetáceos a partir de un extraño perro semi-acuático, ancestro común que comparten con los ungulados.

El orden Cetartiodactilos, cuyo nombre proviene de la fusión de los grupos Artiodactyla, que significa par de dedos, y Cetacea, que se relaciona con grandes animales marinos, agrupa a mamíferos con una alta variabilidad morfológica. En este grupo se sitúan los rumiantes, los cerdos, sus afines y los cetáceos. Aunque los cetáceos a simple vista poseen una morfología muy diferente al resto del grupo, genéticamente están muy emparentados y sus grandes cambios morfológicos han sido causados por una rápida evolución al cambiar del medio terrestre al subacuático.

Así, los oidos del pakiceto eran muy inusuales para cualquier mamífero terrestre, siendo su estructura más habitual en los cetáceos actuales. Al principio se creyó que el oído del Pakicetus estaba adaptado a oír bajo el agua, ya que sus dientes también se asemejan a los de las ballenas fósiles. Sin embargo, la anatomía del resto del esqueleto indicó que los oídos tenían que estar adaptados a oír en el aire y que su especialización acuática fue posterior. Esto indica que se trata de una especie de transición entre los mamíferos terrestres extintos y los cetáceos modernos.

¡Quién iba a decir que los jabalíes y las ballenas son primos lejanos!